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De Punta del Este a Punta del Diablo: un recorrido por las mejores playas de Uruguay

Por , 29 de enero de 2018

¿Por qué será que tantos argentinos eligen Uruguay como destino para sus vacaciones? Las razones son varias e interesantes, un país único y lleno de encanto. Es “un prado vacío”, como lo llama uno de sus hijos más ilustres, el compositor Jorge Drexler, quien también define a su país como “un campo al costado del mar”.

Sin duda, los paisajes naturales no son lo que marca la diferencia; hasta las playas más lindas de Uruguay pierden la guerra frente a cualquier playa de aguas cálidas. Empezando de norte a sur, el primer lugar que se destaca es Punta del Diablo, donde se puede percibir lo que deslumbra en las playas del país: una especie de espíritu puro, simple y místico, que se ve claramente algunos kilómetros después en Cabo Polonio, un pueblo pequeño sin autos que quizá sea el punto más sobresaliente de la costa uruguaya.

Cabo Polonio, ubicado en la costa y sin energía eléctrica, está en medio del recorrido, tanto si venimos del norte (Brasil) como del sur (Montevideo).

En esta guía se detalla un trayecto que empieza en Montevideo y sube en dirección a Rio Grande do Sul, Brasil. Si se llega por el norte, solo hay que leer el artículo al revés y listo.


Cuándo ir

 

 

Definitivamente, en verano. Y hay que acordarse de llevar un abrigo para salir a la noche. El verano en Uruguay es similar al de Argentina: durante el día el calor invita a sumergirse en el mar. El clima incluso se parece un poco al del sur de Brasil.

 


Cómo trasladarse

 

Si bien hay colectivos que conectan Montevideo con Punta del Este y, desde ahí, con las playas del norte, lo ideal es alquilar un auto. La licencia de conducir argentina se acepta sin ningún problema. Si viajás en tu auto, vas a tener que contratar un seguro que se llama Carta Verde. A partir de ahí, la única instrucción es seguir por la famosa Ruta 10, que conecta las playas uruguayas.

 


Día 1: de Montevideo a Punta Ballena

El Aeropuerto Internacional de Carrasco se encuentra en las afueras de la capital y está en el camino que va al litoral, a 100 kilómetros de la primera parada: Punta Ballena. También podés visitar Montevideo al final del viaje o en otro momento.

Vas a descubrir que lo más atractivo de Punta Ballena no es tanto la playa, sino Casapueblo, la construcción emblemática en lo alto de una montaña a orillas del mar que aparece en todas las postales uruguayas. El artista plástico más famoso del país, Carlos Páez Vilaró (1921-2014), la construyó para que fuera su atelier y casa de playa. Hoy es un museo y restaurante donde podés contemplar una vista al mar inolvidable. Si te cansaste de manejar y querés vivir una experiencia completa, podés hospedarte y pasar la noche en Casapueblo, que también funciona como un hotel excelente.

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Día 2: Punta del Este y La Barra

La próxima parada es la playa más famosa de Uruguay, que queda a solo 20 minutos en auto de Casapueblo. Punta del Este desentona bastante con el resto de las playas uruguayas, ya que los brasileros y los argentinos VIP la eligieron como punto para la movida del verano hace varias décadas. El monumento “La Mano”, de Mario Irarrázabal, en Playa Brava, es uno de los íconos locales.

Los hoteles, los casinos y las discotecas dan vida a la ciudad. Si querés conectarte profundamente con el alma de Punta, te recomendamos hospedarte en el Conrad, el hotel casino más tradicional de la región. Está frente al mar y es un resumen de Punta: casino, discoteca, resort y restaurante.

Si tenés un presupuesto limitado, lo mejor es seguir unos minutos más para llegar a La Barra y Manantiales, dos playas más sencillas, aunque nada aburridas. La avenida principal de La Barra está llena de bares, restaurantes y negocios.

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Día 3: Faro José Ignacio y La Pedrera

Si hasta acá el objetivo era conocer la movida, a partir de ahora el viaje se centra en las playas y la tranquilidad. Seguí por la Ruta 10 en dirección al norte. A solo media hora de La Barra se encuentra José Ignacio, un pueblo antiguo de pescadores que hoy cuenta con una de las mejores gastronomías del país, además de galerías de arte. Desde lo alto del faro, que se construyó en 1877, tenés una vista increíble de la punta de la península. De un lado se ve Playa Brava y del otro, Playa Mansa.

Para comer y tomar unos tragos frente al mar, visitá el tradicional parador La Huella. Si te interesa mucho la gastronomía, te recomendamos desviarte unos 40 kilómetros de la ruta de la playa hasta la localidad onírica de Garzón, ubicada en medio de los campos uruguayos. Ahí es donde Francis Mallmann, el chef argentino con fama mundial, abrió su restaurante y hotel, que también se llama Garzón.

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El próximo tramo es un poco más largo, porque hay que desviarse de la Laguna de Rocha por la Ruta 9 hasta llegar a La Paloma y La Pedrera, dos playas uruguayas típicas, simples e ideales para relajarse y aprovechar precios de hospedaje accesibles. Un ejemplo es la posada Brisas de la Pedrera, a pocos metros de la costa y con una vista maravillosa de La Pedrera.

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Día 4: Cabo Polonio

Despertate temprano, manejá media hora más por la Ruta 10, siempre en dirección al norte, y despedite del auto y del celular. En Cabo Polonio, los autos se estacionan en la entrada y los celulares se quedan sin batería. Además, esta península es un parque nacional en el que tampoco hay electricidad. El trayecto hasta las playas se hace en vehículos especiales, una mezcla de camión con colectivo que parece salido de la película Mad Max y que lleva a los turistas (y a los lugareños) hasta el pueblo, atravesando las dunas.

Muchos visitan Cabo Polonio solo por el día y a la noche pegan la vuelta. Sin embargo, si sos menos exigente en cuanto a la comodidad, vale la pena hospedarse en una de las pocas posadas disponibles. Durante el día, la diversión está garantizada en las dos playas que rodean el faro. Ahí, también se pueden ver cientos de lobos marinos. El atardecer en la península es mágico, como se ve en este video de la banda argentina Perotá Chingó, que se formó en el verano de 2011 en Cabo Polonio y hoy es una de las más famosas del país. A la noche, cuando la única luz en la calle es el fuego, el cielo estrellado es un espectáculo imperdible.

La Posada Mariemar es una de las más tradicionales de Cabo Polonio, ya que hace 45 años que la administra la misma familia. Además del clima playero, la gran ventaja es que cuenta con un generador de energía propio y, por lo tanto, es posible bañarse con agua caliente y usar un poco de electricidad.

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Día 5: Punta del Diablo

Terminamos nuestro recorrido de las playas uruguayas a unos 44 kilómetros de la frontera con Brasil. Punta del Diablo es otra playa uruguaya típica con un aire medio hippie y simple, excelente para relajarse antes de terminar el viaje y volver a Montevideo.

La playa está repleta de hoteles y posadas a orillas del mar. Si lo que querés es cerrar el recorrido con estilo, tenés que hospedarte en la Viuda del Diablo. Esta posada está frente al mar de la playa Virgen de la Viuda, un poco alejada del centro del pueblo de los pescadores, y es lujosa en su justa medida, siempre conservando el estilo “casa de playa” que es fundamental para disfrutar de la región.

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